sábado, 18 de mayo de 2019

Signum Crucis

El cristianismo es una moda que lleva siglos dotando a sus fieles de leyes y fabulas, de consejos y sentencias.

Su mensaje viene de años de egoísmo intelectual y siendo el pilar fundamental del machismo, no existe ni en la misma Roma, capital de otros Dioses y Matemáticas, un fiel en el confesorio que haya sido purgado de sus pecados por el consejo sabio de una mujer.

Aunque si de confesiones hablo, sin desconocer mi postura de ultraje, admito que cada vez que veo el terno y la biblia bajo el brazo, dejo los pensamientos diversos de la mente e indico a mis sentidos poner atención hacia aquel creyente. Escucho la voz expandirse y hablar de Cristo, de arrepentimientos y Dios.

Me llama la atención los lugares que eligen para predicar. ¿Serán los lugares con más lujurias y pecados? ¿O escogerán esquinas donde ven falta de moral?

Ante tanta blasfemia, me he prometido que algún día dictare una clase en la calle; mi vestimenta será un terno sin corbata, detesto las corbatas. Junto a un libro de Psicología o Antropología o Filosofía y empezaré a entregar el mensaje del hombre, de la historia, del aprendizaje.

Combatir la religión con lógica.