La naturaleza arrastra instintivamente a todos los humanos a la asociación política.
El hombre como tal de su género y especie por entonces le calló y negó ese instinto a la mujer
y nos ha demostrado que no existe un monstruo más grande que Dios que la injusticia armada.
La mujer debe tomar su lugar en la política y resurgir con la voz de la nueva era. Del nuevo mundo.
El ser humano ha recibido de la naturaleza las armas de la sabiduría y de la virtud, que debe emplear sobre todo para combatir las malas pasiones.
Sin la virtud es el ser más perverso y más feroz, porque sólo tiene los arrebatos brutales del amor y del hambre.
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